https://revistacuantica.iescinoc.edu.co/index.php/rcq/
Vol – 2 No. 1, Enero - Junio 2021
Pgs 32-41
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Minifundio chilote. devenir de una ancestral tenencia
agrícola en un contexto globalizante (isla quinchao, chile)
Chilote minifundio. become from an ancient agricultural tenure in a globalizing
context (isla quinchao, chile
José Marcelo Bravo Sánchez
Doctor en Historia, Geografía e Historia del Arte
Universidad de Chile
Santiago de Chile, Chile
mbravo@uchilefau.cl
https://orcid.org/0000-0001-7616-7454
Ruddy Zúñiga Oeriker
Magíster en Gestión Cultural
Universidad de Chile
Santiago de Chile, Chile
rzoetiker@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-7642-8888
Nicole Fernanda Oyanedel Elgueta
Ingeniera Comercial
Universidad de Valparaiso
Valparaiso, Chile
oyanedelelgueta.nicole@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-2061-2333
Recibido Julio 2020 – Aceptado Noviembre 2020
Quántica. Ciencia con impacto social
Vol – 2 No. 1, Enero - Junio 2021
e-ISSN: 2711-4600
Pgs 32-41
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RESUMEN
El minifundio chilote desde la época colonial hasta la década de 1980, se conservó
intacto siendo por largo tiempo parte del imaginario más representativo de Chiloé, tanto
por sus modos de vida como del paisaje cultural rural que dio origen a esta tradicional
forma de explotación rural. Sin embargo, a partir de esa década experimentó una serie
de transformaciones sociales, culturales y territoriales que siguen dándose hasta nuestros
días, producto de la venida de un nuevo modelo económico, en las que se articulan
empresas salmonícolas y acuícolas en el archipiélago chilote. Ejemplo de este proceso,
es lo que se estructuró en el territorio rural de la Isla de Quinchao. En el cual, la
propiedad agrícola del minifundio se fue modificando rápidamente hacerse evidente una
dicotomía en su desarrollo, por un lado, se presenta como una institución en decadencia,
producto de la acción de la industria salmonera, y otro lado, aparece como un sistema
agrario modernizado por la revalorización de los saberes, la identidad y el patrimonio
campesino chilote, complementada con la llegada de nuevas tecnologías, programas,
políticas y proyectos gubernamentales e internacionales; logrando estructurar una forma
de pervivencia y reestructuración territorial del minifundio chilote, que le permite estar
acorde a los nuevos tiempos que se dan en este archipiélago.
Palabras clave: Minifundio chilote, Expresiones culturales, Globalización, Turismo
rural, Nueva ruralidad.
ABSTRACT
The chilote smallholding from colonial times to the 1980s, remained intact for a long
time being part of the most representative imaginary of Chiloé, both for its ways of life
and the rural cultural landscape that gave rise to this traditional form of rural
exploitation. However, from that decade on, it experienced a series of social, cultural
and territorial transformations that continue to take place to this day, as a result of the
coming of a new economic model, in which salmon and aquaculture companies are
articulated in the Chilote archipelago. An example of this process is what was structured
in the rural territory of Quinchao Island. In which, the agricultural property of the
smallholding was rapidly modified, a dichotomy in its development became evident, on
the one hand, it is presented as an institution in decline, product of the action of the
salmon industry, and on the other hand, it appears as a system agrarian modernized by
the revaluation of the knowledge, identity and the peasant heritage of Chiloé,
complemented with the arrival of new technologies, programs, policies and
governmental and international projects; managing to structure a form of survival and
territorial restructuring of the chilote smallholding, which allows it to be in line with the
new times that occur in this archipelago.
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Keywords: Chilote smallholdings, Cultural expressions, Globalization, Rural tourism,
new rurality.
1. Introducción
Históricamente, el archipiélago de Chiloé ha tenido la actividad agrícola como uno de
sus principales resortes económicos, en otras palabras, la explotación agrícola ha sido
concebida como uno de los ejes de la estrategia de desarrollo socioeconómico y no ha
estado al margen de tal estilo de proceso, aunque ciertamente las condiciones físicas de
la explotación agrícola chilota son diferentes a las que se presentan en el territorio
nacional.
Por su condición insular, la extrema subdivisión del suelo, y el sentido de la colectividad
conforman, entonces las costumbres patriarcales de las distintas actividades colectivas.
Esta subdivisión que fragmenta al territorio procura a cada familia su predio agrícola,
de reducida superficie en su mayoría, en el que se reconoce una estructura individual en
lo particular y colectivista en la formación de la sociedad (Mansilla, 2006).
La lenta incorporación de Chiloé al mundo global contemporáneo, que comenzó a partir
del terremoto de 1960, se ve bruscamente acelerada a partir de inicios de la década de
1980, cuando la industria de cultivos marinos (principalmente salmoneras) instala
grandes criaderos de salmones en los canales chilotes, lo que generaba una gran
necesidad de mano de obra, dando paso a un todavía no concluido proceso de
proletarización del antiguo campesinado isleño (Mansilla, 2006), estas industrias en el
último cuarto de siglo, han hecho que la Isla de Chiloé haya experimentado una creciente
articulación a un proceso paulatino de integración a los mercados mundiales, de
interconectividad y flujo permanente de información, bienes y servicios que traspasa las
fronteras regionales y nacionales, generando diversos impactos en la economía y estilo
de vida local (Canales, 2006), presentando externalidades negativas manifestadas en un
deterioro ambiental, paisajístico y socio – cultural hacia los trabajadores locales que no
alcanzan niveles de empleo y remuneración esperado dado a la escasa calificación que
poseen, pero que sigue siendo una mejor alternativa que el retorno económico de sus
trabajos de producción tradicional (Saliéres, et & Le Grix, 2004).
El minifundio fue por mucho tiempo, el medio de producción agrícola el cual
permaneció sin variaciones significativas hasta finales del siglo XX. Caracterizándose
por ser una diminuta tenencia familiar. Es decir, terrenos reducidos destinados al cultivo
y la crianza de algunos animales, destinados sólo para la subsistencia, que eran
explotadas por la energía y técnicas vernáculas del campesino chilote. A ello, se
sumaban otras actividades sociales y económicas complementarias a este sistema
tradicional de producción agraria. (Cárcamo, 1985).
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Los pequeños predios agrícolas isleños, comienzan a experimentar cambios en el
transcurso de la década de 1980, con la llegada un nuevo modelo de producción
capitalista materializado en las empresas salmoneras, acuícolas y forestales. Esta
vorágine globalizadora trajo consigo en una primera instancia hondos y repentinos
cambios, transformando los patrones de la ruralidad chilota, causando cambios
generacionales radicales tales como: éxodo de población joven rural, baja productividad
agrícola, proletarización rural, por mencionar los más importantes. (Bravo, 2004).
En el presente, el decadente minifundio chilote no solo ha sobrevivido, sino que también
demostró adaptarse a los desafíos de la globalización, por medio de nuevas políticas
agrícolas de instituciones públicas e internacionales, que estaban objetivadas en
reactivación de la producción agrícola de esta pequeña propiedad al permitir que su
producción no solo sea para autoconsumo, sino también, para una comercialización
tanto dentro como fuera de la provincia. A ello, hay que sumarle el impacto de turismo
rural, fenómeno que se da en la nueva ruralidad, que lo hacen atractivo para turistas
nacionales y extranjeros, que ven en el minifundio y sus actividades complementarias
(minga, medan, maja, etc.), un modo de vida campesino que ha logrado no solo
sobrevivir sino que también pudo encontrar un lugar en el complejo entramado cultural
del mundo globalizado en que está inmerso el país, como una interesante opción turística
de entretención y aprendizaje. Por ello, la revalorización de este pequeño sistema de
producción campesina no solo se puede analizar desde su tradicional punto de vista
económico, como comúnmente lo ha hecho hasta hoy la Geografía Humana, sino que
también, desde otras vertientes como social, patrimonial, turística y cultural (Ramírez,
2016).
Finalmente, la pregunta de investigación se basa en ¿cuáles han sido las estrategias del
minifundio en la Isla de Quinchao, que le han permitido insertarse a un escenario
globalizante sin perder elementos que son esenciales en la cultura Chilota?
Para justificar lo enunciado en el punto anterior, se ha tomado como estudio caso a los
minifundios presentes en la isla de Quinchao, (Provincia de Chiloé, Chile). Mediante el
trabajo en gabinete y terreno, aplicando métodos cualitativos y cuantitativos se busca
exponer las etapas por las que ha pasado el minifundio desde los ’80 a la actualidad.
Dando cuenta de las características territoriales, históricas, paisajísticas, sociales,
económicas y culturales del minifundio. En paralelo, se ha trabajado con los programas
productivos, comercializadores y turísticos de diversas instituciones que han incluido a
esta pequeña propiedad agrícola que le han permitido ser revalorado en estos tiempos
de globalización, más allá de su visión economicista.
Objetivos: El objetivo general es analizar los efectos del proceso globalizador en el
minifundio chilote de la Isla Quinchao como sistema tradicional de producción agrícola
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y su vinculación con las diversas expresiones culturales, sociales y patrimoniales de la
Cultura Chilota. (Período 1980 2012). Que se ha dividido en los siguientes objetivos
específicos: Primero, determinar los aspectos del minifundio chilote de la Isla Quinchao
como tradicional sistema de tenencia agrícola, y segundo, identificar los efectos que ha
tenido el proceso de globalización sobre el minifundio chilote, como también las
diversas formas en que se ha protegido y/o adaptado esta tradicional propiedad agrícola
en la Isla Quinchao.
Una de las teorías que más ha influenciado a los estudios focalizados en las estructuras
productivas asociadas a la pervivencia de las áreas rurales (en economía de
subsistencia), como del tipo que están siendo analizada en esta tesis, es la “teoría de la
economía campesina” o “teoría de la unidad económica campesina”, cuyo máximo
exponente es Alexander V. Chayanov (1979), quien la estudio desde su unidad de
funcionamiento más esencial: la familia. La forma en la que funciona esta economía
campesina o de subsistencia rural no requiere contratar mano de obra, ya que la familia
posee los medios de producción necesarios para el trabajo del predio y que en ocasiones
debe distribuir su trabajo en actividades artesanales y comerciales (Chayanov, 1979).
El nuevo orden económico globalizado genero una pérdida del rol del Estado nacional,
debido a la gravitación creciente de los procesos económicos, sociales y culturales de
carácter mundial. Desde los años ‘90, la globalización tomo más fuerza en Chile, ya que
los gobiernos propiciaron y fomentaron este modelo económico neoliberal, a través de
la apertura comercial (Canales, 2006).
Pero la globalización no solo se da en el ámbito económico, sino que también va
emparejado con los cambios en las relaciones sociales, culturales, política, humanista-
social, tecnológico y comunicacional; la incorporación de estas variables es
fundamental, ya que además, considera que los efectos poseen un impacto en el
territorio, especialmente en ciudades pequeñas e intermedias y/o más específicamente
en las comunas, quienes entran a un proceso de “reconversión productiva” y de
flexibilidad laboral (que es la adecuación del empleo al mercado), siendo en ello
relevante la espacialización del proceso y no su abstracción del territorio, entregando de
esta forma una conceptualización más geográfica del fenómeno (Dirven, 2000). Para
Nogué Font & Rufi (2001) “la globalización va mucho más allá de una mundialización
de las relaciones económicas. Abraza, inevitablemente, todo un amplio abanico de
aspectos de nuestra realidad circundante y de nuestra vida cotidiana que, directa o
indirectamente se ven afectados por ella: la geopolítica, la universalización de
determinados idiomas, la cultura en un sentido más amplio (preferencias estéticas,
movimientos artísticos, indumentarias y vestuario, hábitos de consumo) e, incluso la
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homogenización de algunos paisajes (en especial occidentales)”. (Salières, & Le Grix,
2004)
En este sentido, el concepto de “La nueva ruralidad” se desarrolla progresivamente
durante los años 1990 como reacción frente a los procesos relacionados con la
globalización. El primero de ellos corresponde al debate surgido sobre la gestión
sostenible de los recursos a nivel global. El segundo se inscribe en la liberalización de
la economía internacional y la creación de la Organización Mundial del Comercio, que
iniciaron un verdadero cambio de era al integrar la agricultura al área de las
negociaciones sobre la liberalización de comercio.
Este cambio conceptual, es una nueva forma de abordar el fenómeno de “lo rural” en
que se encuentran emplazadas los casos de estudio de esta tesis, entendiéndolas como
procesos en que se dan la mano tanto los procesos sociales como los económicos, este
nuevo concepto se basa el supuesto de que en el territorio rural se reconocen otras
actividades que se ponen en marcha, todo esto en contraposición a “la vieja visión de
lo rural, como lo local, autárquico, cerrado, pasivo, con pautas socioeconómicas y
valores propios, con una estructura social a partir de la propiedad de la tierra y con un
comportamiento residual, ya no puede sostenerse más” (Urbina, 1996).
En América Latina, la concepción de una “Nueva Ruralidad” se inscribe en el proceso
de redefinición profunda de las políticas públicas nacionales que marcó al conjunto de
los países del sub-continente en el transcurso de las dos últimas décadas. La que está
intrínsecamente ligada a los procesos de apertura de las economías nacionales, a la
creación de las uniones comerciales regionales (MERCOSUR, NAFTA) y a la
evolución de las actividades en el medio rural. Dicha concepción es participe de un
movimiento intelectual de crítica a las políticas económicas que son consideradas
responsables de las desigualdades sociales y territoriales en el medio rural y ha tenido
tanto detractores como defensores, pero en general, como bien lo apunta Dirven (2000)
el término se ha convertido en un concepto paraguas utilizado para referirse a cualquier
nuevo desarrollo en las áreas rurales.
2. Materiales y métodos
En la primera fase de esta investigación, se aplicó una metodología exploratoria, que
integra el trabajo de gabinete con la indagación en terreno, vinculándose con la
comunidad quinchaina. Actualizándose un catastro referente a la propiedad minifundista
en la Isla de Quinchao, cuya fecha de publicación data de 1985 por Cárcamo. Y con
ello, se han analizado los aspectos geográficos, patrimoniales, paisajísticos y turísticos
del área de estudio, considerando además la situación legal vigente y el rol que poseen
las diversas instituciones y organizaciones que trabajan en este tipo de tenencia rural y
modo de vida campesino asociado. La siguiente fase (trabajo en terreno), permitió
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determinar los factores de la globalización que ha permitido determinar las diversas
expresiones de minifundio chilote que coexisten en el área de estudio. Adicionalmente,
se investigaron las formas de protección y revalorización del minifundio a través del
patrimonio vernáculo, productos campesinos y los servicios turísticos asociados al
turismo rural, y que le ha permitido a este ser reconocido a diferente escala territorial
como ejemplo de la Nueva Ruralidad, desarrollado en el área de estudio.
3. Resultados
El insular territorio de Quinchao, es un territorio parte de la Provincia de Chiloé, Región
de Los Lagos. El Censo de Población del año 2002, registró una población total de 7.984
habitantes (5,16% del total de la Provincia antes mencionada). Con lo que respecta la
distribución espacial de la población, un 56,76% se emplaza en entidades rurales y el
43,24% en entidades urbanas (1 ciudad y 1 pueblo).
Con respecto al estudio sobre la propiedad del minifundio chilote, realizado por Ramírez
en el año 2014, indica que para 1961, Quinchao poseía una superficie destinada al
minifundio tradicional equivalente a una proporción de un 65,6% aproximadamente,
esto según los datos obtenidos del estudio Aero fotogramétrico de la O.E.A, el cual fue
ejecutoriado por IREN y CORFO y la interpolación realizada con otras cartografías de
años anteriores a 1980. Con la acción anterior, se logran obtener otros porcentajes como
por ejemplo la presencia de bosques nativos en un 23,16% y el pueblo de Achao
ocupando un 6,2% del total de Quinchao, el resto del porcentaje se divide en playas,
lagos y vegas presentes. Mientras que, Para el año 2014 cada clasificación de minifundio
abarca cerca de un tercio de participación en la Isla, aquellos terrenos que caben dentro
de la clasificación tradicional llega a un 25,7% encontrándose en áreas cercanas al mar
interior, los predios que están dentro de la categoría de transición posee una mayor
superficie con un 34,8% y modernizado un porcentaje cercano al 30%, estos últimos se
localizan en la parte central de la Isla. La distribución que estas categorías presentan en
el territorio, están muy relacionadas como lo indican las fotografías tomadas en las
cercanías que estos tienen a los centros salmoneros y acuícolas, los que han
proporcionado empleo para los lugareños, permitiéndoles financiar la compra de
maquinaria, y ser parte aquellos que son que son favorecidos por créditos y la presencia
de caminos que los conecte con el resto de la Isla, ligado a esto entonces se obtiene una
segunda coexistencia que es la importancia de la accesibilidad, siendo la red vial
principal la que divide las últimas dos categorías, permitiéndoles a los minifundios
tradicionales contar con pequeños y angostos caminos.
Actualmente, el minifundio reúne a un grupo considerable de productores, conviviendo
en su interior realidades distintas y su desarrollo depende del entorno en el que se
encuentran insertos. Las consecuencias que trae consigo el proceso globalizador afecta
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directamente a este sistema de producción agrícola, pero también su grado de afectación
es diferenciado en función de la categoría en la que se encuentre el agricultor;
subsistencia o productor con potencial empresarial. Según sea esto, las posibilidades de
desarrollo y objetivos son muy distintos el uno del otro (Venegas et al, 2007).
Sin embargo, la principal necesidad de los campesinos y que es su factor común, la
necesidad de perfeccionamiento de los instrumentos de fomento que vayan en ayuda de
la reducción de las diferencias tecnológicas, como también lograr un mayor acceso y
calidad en la transferencia de conocimiento y su gestión. Las mejoras de sus
rendimientos, suelos, riego y gestión a nivel predial son posibles gracias a los créditos
proporcionados por organismos como INDAP, Banco Estado, empresas del rubro o
cooperativas de crédito campesino, que se ubican en las distintas localidades de la Isla
Quinchao (Dirven, 2000).
Cada agricultor es responsable de la integración que obtenga por parte del mercado
regional y nacional, siendo importante la capacidad de emprendimiento e innovación
que este tenga. Tales capacidades deben ser fomentadas mediante incentivos (dinero)
para que estas personas asuman “riesgos calculados” impulsando cambios conductuales
en la forma de cultivar y producir, permanentemente asesorados por mecanismos de
apoyo que proveen de los elementos que estos agricultores necesiten
De acuerdo a la información obtenida en Quinchao, se contabilizan un total de 36
programas, asistencias, créditos otorgados por diversas instituciones a los pequeños
agricultores, para potenciar y adaptar la producción de sus predios, y en paralelo estas
prestaciones buscan generar y promover conciencia sobre el patrimonio y la cultura de
la comunidad campesina de Quinchao, entregando incentivos para la ejecución de
actividades de fomento del turismo rural en sus distintas categorías
La mayor parte de los programas, no actúan bajo un solo criterio, ya que se identifican
dos o más criterios de clasificación otorgados en esta investigación, del grafico se
visualiza un total de 19 programas destinados a los criterios que buscan potenciar la
producción, el desarrollo social, la cultura, el patrimonio y el turismo de la Isla Quinchao
vinculada al minifundio, criterios que permiten observar el sistema que esta forma de
producción ha generado a lo largo del tiempo, acá encontramos principalmente aquellos
programas de desarrollo local, como las diversas unidades demostrativas, fiestas
costumbristas, religiosas, gastronómicas, diversos emprendimientos y apoyo a los
artesanos. Le siguen los criterios económicos, productivos y de desarrollo social
especialmente el de la mujer, entre estos, destacan créditos de insumo para la producción
del predio, capacitaciones, asesorías y programas de riego con un total de 11 programas
a favor. A continuación, le sigue el criterio que abarca el fomento productivo con una
suma de 5 programas destinado a alianzas productivas, bono de aguas, variedad de
estudios en riego y drenaje y asesorías técnicas (Ramírez, 2016).
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Por último, hay un programa de desarrollo social y asistencia legal destinado a la
consolidación de las tenencias de tierras, permitiendo resolver problemas legales de la
población y la repartición y/o herencia de los predios (Ramírez, 2016).
4. Conclusiones
Primeramente, el minifundio chilote todavía puede considerarse como una expresión
vernácula en los territorios de las sociedades tradicionales y rurales (economías
campesinas). Su modo de vida cultural ha permitido la rehabilitación, conservación y
gestión de los espacios y desarrollar la expresión de la cultura campesina Chilota.
Desde el punto de vista de la Nueva Ruralidad, la modernización del minifundio chilote
ha generado modelos socioeconómicos diferentes, cuyo rasgo común es el intento de
aprovechar esta modalidad de producción para desarrollar los numerosos usos que este
posibilita. Lo que ha motivado que la singularidad de este tipo de propiedad agrícola se
contemple como una potencialidad para el sector turístico y de servicios.
En función de lo anterior, los resultados positivos que se están obteniendo en la Isla
Quinchao, por medio de la gestión participativa en los minifundios agrícolas, a través
de proyectos y programas que han permitido indicar que se debería potenciar en estos
espacios de producción agrícola o que potencialmente pueden ser recuperados, de tal
forma que las medidas de gestión vayan encaminadas a solucionar problemas de
conservación ambiental a la vez que se abordan las necesidades de producción y
necesidades sociales de forma integrada.
Para finalizar, puede argumentarse que el minifundio chilote se ha manifestado como
una manifestación del emergente Turismo Patrimonial y Rural que no sólo ha
posibilitado la recuperación de la infraestructura y el modo de vida campesino asociado,
sino, que, además, ha entregado recursos a la población local (económicos, sociales y
culturales) y puede servir al desarrollo de cada localidad y comunidad beneficiada por
su revalorización.
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